Después de una "resaca" tremenda del blogtrip #ILikeCórdoba, ya estamos de nuevo en marcha con nuestras recetas. Esto no quiere decir que haya parado, porque el lunes estaba como una campeona en pie a las siete como todos los días y vuelta a la rutina, niños al cole, sesiones de fotos y la verdad que no me voy a quejar porque como me dice mi familia si estas para las duras también para las maduras. Así que una que estaba hecha un trapo el lunes no abrió la boca para quejarse porque imaginaba la que se me podía caer encima.
Una de las sesiones que he tenido ha sido con los producto de Bra, por suerte me une una relación profesional con ellos y digo por suerte porque tanto las personas con las que tengo relación como sus productos son geniales. La verdad que disfruto mucho con ello y el trabajar con material de tanta calidad es un lujo, así que para esta receta decidí utilizar una cacerola baja de la familia Terra como veis el color es precioso y nada más verlo pensé que daría mucho juego en las fotos, además lógicamente de ser un utensilio en la cocina de lo más útil ya que lo podemos usar en la vitro como en el horno.
La receta de hoy sabía que no iba a defraudarme viniendo de quién viene. Jamie Oliver es el cocinero que más me gusta ver por la televisión, además de ser recetas súper atractivas y con una elaboración de lo mas sencilla, creo que cuando las hace imagina tener como espectadores niños, porque ¿a quién no le entran ganas de meterse en la cocina tras un programa de Jamie Oliver?. Las patatas nos encantan en todas sus versiones, nos pasa lo mismo que con el arroz, estas en concreto me apetecían mucho después de ver como las titula él "las mejores patatas asadas del mundo" después de eso una no se resiste a probarlas y no, no se equivocaba están impresionantes con tan solo cuatro ingredientes.
Uno de los ingredientes que llevan estas maravillosas patatas asadas es el aceite de oliva virgen extra, nuestro oro líquido y como tal hay que darle la mejor de las presentaciones. Para ello esta preciosa aceitera que una empresa familiar La Fiore ha creado para algunos blogueros, está elaborada con el arte del cristal soplado y quedará preciosa en cualquier lugar de nuestra mesa. Cuando Manu Catman se puso en contacto conmigo para dar a conocer esta firma no dudé en hacerlo porque para que estamos sino que para mostraros las cosas bonitas que por "H" o por "B" no llegan a todos. Y como no iba a ser yo sola la que pudiera disfrutarla hay otra para sortearla entre todo aquél que deje un comentario en el blog, así que ya sabéis no olvidéis poner el correo para poder contactar en caso de ser el ganador. El sorteo se realizará mediante Random y el ganador será publicado en esta misma entrada el miércoles 2 de Abril.
Ingredientes:
1Kg de patatitas pequeñas
Romero fresco
Aceite de oliva virgen extra
1 cabeza de ajos
Sal
Pimienta
Pelamos las patatas y troceamos en gajos grandecitos, las ponemos en un cazo con agua hirviendo y las cocemos durante diez minutos. Sacamos y escurrimos.
Precalentamos el horno a 200º. Ponemos en una bandeja o cacerola apta para horno un buen chorreón de aceite de oliva (que quede cubierta toda la base) y ponemos las patatas, los ajos enteros con piel ( yo los machaqué un poco dándole un golpe seco con la mano para que se abrieran), añadimos las hojas del romero fresco por encima y salpimentamos a gusto. Metemos en el horno durante una media hora.
Pasado este tiempo sacamos del horno y con ayuda de un aplastador o en su defecto una paleta aplastamos un poco las patatas, rociamos con algo más de aceite si hiciera falta y volvemos a hornear durante una hora o hasta ver que están suficientemente doradas y crujientes.
El secreto de estas patatas está en que queden tiernas por dentro y súper crujientes y doradas por fuera. Son geniales como guarnición para carnes e incluso acompañada de alguna salsa un aperitivo de lo más apetecible.
Feliz semana♥︎